Saturday, February 13, 2021

Reseña-La dictadura perfecta (2014)

(Nota esto no es una reseña completa es un ejercicio para la clase de CMU 255 de la Universidad Sagrado Corazón). 




La dictadura perfecta 

Por: Billie Jean 

¿En realidad la prensa tiene un código de ética o cuán confiable verdaderamente son? ¿Cuánta manipulación a la información esconde la prensa? Son algunas de las interrogantes que se aprecian en la película sacada en el año 2014, La gran dictadura. La misma, dirigida y coescrita por mexicano Luis Estrada, hace hinca pies en forma de sátira a la política de México que no está muy lejos de la política mundial; en el cual el papel protagónico lo juega la prensa, un periodismo rodeado de manipulación, chantajes, mentiras y el sentido de no tener ética y moral a la hora de lograr sus metas y objetivos, muy importante para ellos. En donde, además, la prensa en vez de ser verdaderamente parcial se vuelve turbia y abunda a granel la corrupción. También se visualiza el pago por el sabotaje, todo esto a espaldas de los ciudadanos que están enajenados a lo que sucede dentro del canal de televisión. Pues por ser un alto medio de comunicación las personas suponen que todo lo mostrado y dicho en la prensa es pura verdad.

En esta película se presenta la temática a través de un presidente inepto, un gobernador corrupto que solo quiere llegar al poder y un canal de televisión (TV MX) el cual los empleados están más pendientes en lograr sus metas personales jugando sucio, corrompiendo así la integridad del código de la ética televisiva. Sin embargo, ¿qué es la ética? Según el portal de internet, http://conceptodefinicion.de/etica/, se define como una rama de la filosofía relacionada con la naturaleza del juicio moral, que medita sobre lo que es correcto o incorrecto (lo bueno y lo malo) en nuestra sociedad y en nuestra conducta diaria. Entonces, ¿la prensa como ente de comunicación hacia la sociedad debe de siempre proveer información verídica o se le puede permitir la colación de una mentira?

Lo proyectado en la gran dictadura no está alejado de la situación política de Puerto Rico. En lo personal comparé la temática con una película puertorriqueña llamada Yo soy un político (2016) del director puertorriqueño Javier Colón. Quizás las historias no se parezcan, pero en esencia las dos nos muestra que, lamentablemente, la política se compone de satíricas y morbosidad y que se ha perdido la seriedad que conlleva, pues los políticos se han convertido en figuras públicas y en ocasiones cómicas. Sin embargo, existen leyes que contrarrestan la integridad de la información. En la lectura, Ética y derecho aplicable a la comunicación en Puerto Rico de Marianela Maestre Cordero (2012), los cánones de la ética de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico dice que “De los cánones dos al tres, podemos ver el valor acentuado es el de la objetividad, y la ecuanimidad. La aspiración es dar una perspectiva real y honesta de los acontecimientos libre de prejuicios. La imparcialidad es otra de las aspiraciones reflejada en estos cánones. Además, disponen el deber afirmativo de admitir y corregir errores con prontitud. El resguardo de estos siguientes cánones garantiza la credibilidad del periodista” (Maestre, M. (2012). Si hay que evaluar ambas películas, ninguna de ella se rige por los cánones y códigos de éticas. En donde la mentira, el secretismo, la manipulación, la insensibilidad, la corrupción política y gubernamental son la orden del día. Un periodista debe de significar una información integra y verdadera.

Pero, ¿a quién juzgar o señalar? Si nosotros mismos caemos enredados en sus jugadas.  Todavía en pleno Siglo 21 somos un país cegado por la información provista por la prensa y criticamos las cosas sin tener un juicio propio. En donde los tres canales principales de televisión proyectan a la misma hora (una franja de horario de suma importancia) una programación de chismes que no aportan nada constructivo, y que además nos indignamos más por unos cristales rotos que por el significado de una protesta. Entonces, ¿de quién es la culpa? ¿De lo que nos enseña en la casa o de lo que vemos en la televisión, los periódicos y las redes? Nos hemos insensibilizado ante la mirada de un país en quiebra en donde los habitantes se están yendo y los que se quedan se enajena de la situación. ¿Dónde está la ética moral de hacerle frente a los problemas para ayudar a la sociedad en que vivimos? Juzgamos y señalamos sin dar un paso. Por lo tanto, ¿debemos seguir creyendo todo lo que vemos o leemos en la presa? En conclusión, la ética moral debe de aplicarse en el diario vivir, está en nosotros mismo en hacer lo correcto por el bien de la sociedad. 


Foto sacada de googles

Billie Jean (Graduada de producción de cine en la Universidad del Sagrado Corazón, Puerto Rico, 2019) ©

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